Cuando pienso en una mujer exitosa automáticamente viene a mi mente la viva imagen de Miranda Priestly, de la famosa película «El Diablo viste a la moda» quien con su ICÓNICA frase «tu incompetencia no me interesa», marcó a más de una generación.
Cuando en la escena de la película “El diablo viste a la moda”, Miranda dice a Andrea en el auto: “Puedes elegir lo que tú quieras (…) En esta vida las elecciones son necesarias”, Andrea entiende que no es necesario seguir los pasos de esta gurú de la moda, sino que el camino que la ha llevado hasta ahí, con penurias y dificultades, ha demostrado su fortaleza para ser lo que ella quiera.
En ocasiones sentimos que nuestra vida es arrastrada por circunstancias que no necesariamente elegimos; sin embargo, cuando estamos en medio de una situación límite en nuestro trabajo y nos aferramos a sobrevivir, demostramos nuestra capacidad de dar lo mejor de nosotras mismas, nos lleva a nuestro límite. El mundo de hoy es aún un mundo hecho para los hombres, y mientras generaciones de mujeres nos encargamos de equilibrar la balanza, aún hay un factor importante a manejar: Nuestras propias barreras mentales.
Pero hay algo que nos enseñó Miranda Priestly: la confianza en una misma es el único camino para sacar de lo más hondo de nosotras la fuerza interior para alcanzar nuestras búsquedas y sueños.
Las barreras mentales. El miedo al fracaso, el no sentirse suficiente, la competencia, y un sinfín de barreras han creado que por largos años el número de mujeres involucradas en proyectos Tech, posiciones de liderazgo e incluso política, sea considerablemente menor.
Pero eso era ayer.
Hoy tenemos innumerables proyectos chilenos liderados por mujeres para mujeres. Desde el involucramiento de niñas de temprana edad en proyectos de tecnología, pasando por programas de orientación psicológica, educación sexual, robótica, matemáticas, ciencias y muchos más que desde pequeñ@s cumplen la tarea de derribar esas barreras mentales.
Pero también tenemos proyectos destinados a la mujer que tuvo que aprender sobre el camino. Justamente hoy me topé con una revista virtual muy interesante de HER GLOBAL IMPACT, que reúne a grandes mujeres líderes en sus áreas en torno a una temática central: ¿Cuáles son los grandes temas que movilizan a la mujer en el siglo 21?
Y con ellas aprendí un concepto interesante: Mujer catalizadora.
Una mujer catalizadora es aquella que tiene un propósito, y que trabaja para llegar e influir en una audiencia, tiene el poder de mover masas. Es una mujer que derribó sus barreras mentales y les enseña a otras cómo hacerlos…
Derribar barreras mentales requiere que nos despojemos de nuestros propios paradigmas, de nuestras propias creencias y saltar al vacío aún cuando tengamos miedo.
El miedo no se va a ir, somos nosotras quienes debemos aprender a controlarlo. a DOMARLO. En la medida que vayamos aprendiendo, cometiendo errores, fallando, levantándonos, cayendo de nuevo, emprendiendo- fallando- levantándonos, cayendo de nuevo, y adivina… levantándonos de nuevo, vamos a empezar a cambiar nuestra realidad, vamos a enseñar indirectamente que las cosas sólo van a cambiar si ponemos de nuestra parte, si abrazamos nuestros miedos. Aprendiendo a confiar en nosotras. Convirtiéndonos en mujeres catalizadoras. Mujeres que impactan en la economía local y global, mujeres que impactan a sus familias, a sus compañeras de trabajo, pero por sobre todo, mujeres que se impactan ellas mismas.
Ese, para mí, es el principal desafío del siglo XXI. Estoy segura que Miranda Priestly aprobaría esto…
Jeniffer Schumacher Valle
Alumni Programa SUSI 2019