Por Tadashi Takaoka
Padre, esposo y emprendedor
Suena a tontera, pero una de las cosas que más me quedó grabada de la universidad, fue un profesor que dijo en clases: “El día sólo tiene 24 horas. Probablemente ya las tienes ocupadas. Cualquier cosa nueva que quieras hacer, tienes que sacar algo, porque siempre sumará 24”.
Hace poco fui padre nuevamente, Akira hoy tiene 9 meses. Nació en plena pandemia. Nos encerramos por miedo a que se contagie y he visto cada día de su crecimiento. Mi esposa Daniela no sólo ha sido una madre ejemplar. Se metió tanto en el tema que estudió cada detalle de los nuevos avances científicos en crianzas de un bebé.
Lo primero que aprendí: Es imposible ser un padre presente con la vida que llevamos fuera de la pandemia. Las horas no dan 24.
Criar un hijo lo mejor posible, no sólo es un acto de amor, es un acto de responsabilidad con la sociedad. Es la mejor inversión en políticas públicas dar el espacio a hacerlo correctamente. Si bien no hay receta, creo que es imposible ser un padre presente si estás 9 horas trabajando más 2 horas desplazándote. Estar en casa me llevó a entender que la madre cuidadora versus el padre proveedor es una fantasía. Es un trabajo de dos. Imposible de a uno. Es demasiado trabajo, exploración, experimentación y pérdida de paciencia, como para dejarlo en pocas horas.
El modelo pre-pandemia te obliga a ser un padre proveedor, presente “cuando puedas”. Y si bien las mujeres trabajadoras sufren lo mismo o peor, los hombres históricamente somos perdonados “porque estamos luchando por nuestra carrera”. Ese modelo está roto. La Pandemia nos dio la oportunidad de echar un vistazo a una nueva forma, co-parental, pero de verdad. Borrarla tras la pandemia sería no sólo un error, sino que sería botar a la basura la pista más grande que nos han dado en crianza: Las horas no dan. ¿Quieres una sociedad brillante a futuro? Rescata horas de tu vida, porque tu hijo necesita ser parte de esas 24.