Mi nombre es Lilian Trigo Castro, soy oriunda de la ciudad de Quillota y orgullosa de decir que enseñar es mi profesión y mi vocación. Soy Profesora de Inglés, Licenciada en Lengua y Literatura Inglesa y Magíster en Relaciones Internacionales, ambos títulos y grados de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso.

Tal vez, el trabajo de profesora no me ha traído grandes beneficios económicos, pero sí he ganado en mucha experiencia y cariño tremendo de quienes han sido mis estudiantes a lo largo de mi larga carrera.
Agradezco primeramente a mi padre por incentivarme a estudiar y ser una mujer independiente. Y he hecho lo mismo en la sala de clases, he insistido en que mis alumnos sigan estudiando. Soy una convencida de que ser profesora implica mucho más que enseñar una asignatura, contenidos y verbos, como es mi caso, en inglés. También enseñamos de la vida.

Mi experiencia en Estados Unidos

Soy miembro de State Alumni Chile porque soy orgullosamente una “Fulbrighter”, del Programa Teacher Exchange Program 2000-2001.
Fue una experiencia personal y familiar que todos atesoramos hasta el día de hoy, ya que no fue únicamente un Intercambio de Profesores sino que para nosotros fue también un intercambio de casas, lo que nos facilitó muchísimo el proceso a ambas partes. Mi familia y yo vivimos en la casa del Profesor Armando Frías de Crispus Attucks Middle School en Indianapolis y él con su esposa Nancy vivieron un año en nuestra casa en Quillota cuando él enseñó en el Liceo Santiago Escuti Orrego. Mis hijas asistieron a la escuela, aprendieron inglés y guardan muy buenos recuerdos de su experiencia en Indiana.
Como familia también conocimos gente de diferentes países y participamos de muchas actividades sociales, sobre todo con la comunidad hispana que nos acogió con brazos abiertos. A mi regreso, compartí mi experiencia escolar en mi comunidad del Liceo y los estudiantes que estuvieron con el Profesor Frías aún lo recuerdan con mucho cariño.

Puede parecer un cliché decir que este intercambio nos cambió la vida, pero es muy cierto. Aunque ya han pasado muchos años de ese intercambio, puedo decir que sigo estando orgullosa de lo que vivimos y aprendimos en ese tiempo.

El orgullo de ser profesora

Hoy quise escribir esto para honrar a los Profesores y Profesoras del mundo y apreciar el trabajo que hacemos por nuestros estudiantes, especialmente en estos casi dos años que llevamos en pandemia.
Yo trabajo en un establecimiento de educación de jóvenes y adultos de dependencia municipal. Su nombre es CEIA Modelo “Alejandro Vásquez Armijo”. Aunque he desempeñado otras responsabilidades a nivel internacional, como ser Program Director con CEA Study Abroad por 8 años, nunca he dejado la enseñanza, porque amo el contacto con mis estudiantes.

Aprovecho esta oportunidad para felicitar a mis colegas por el trabajo que hemos hecho en este tiempo difícil de educación remota, aprendiendo a impartir clases online, repartiendo guías, tarjetas SIM para internet y las canastas de Junaeb hasta las mismas casas de nuestros estudiantes, si es necesario.

Este reconocimiento se extiende muchísimo más allá que hacia nosotros los docentes, sino que a la comunidad educativa completa. Porque una Escuela está conformada por diferentes personas que realizan una labor importante y, a veces, silenciosa. Desde mantener el aseo y las condiciones sanitarias perfectas, hasta contestar el teléfono, mantener las matrículas al día, hacer visitas domiciliarias, y muchos etcéteras más. Este día debería ser para honrar y felicitar a todos y todas quienes nos desempeñamos en un Establecimiento Educacional, no solo los profesores y profesoras que somos “los profesionales de la educación”. Hay más agentes que educan junto a nosotros, como los administrativos, la dupla psico-social y los asistentes de la educación.

Yo estoy orgullosísima de ejercer en este CEIA porque cada uno de nosotros/as aportamos y damos “the extra mile” cada día, ya que, en nuestro caso, trabajamos con estudiantes adultos y adultas que son padres, madres, trabajadores y también migrantes que necesitan su licencia de educación media para mejorar sus condiciones de vida.
Esta pandemia nos ha enseñado que lo que ocurre en alguna parte del mundo, aunque muy lejos geográficamente, nos afecta a todos y todas, en todos los rincones del planeta. No estábamos preparados para esto, pero los profesores y profesoras hemos dado lo mejor y más para no dejar a nadie atrás.

Permítanme cambiar un poco el saludo y decir ¡¡FELIZ DÍA INTERNACIONAL DE LOS EDUCADORES!!