El rol protagónico de la juventud está respaldado y fomentado desde la Estrategia de las Naciones Unidas para la Juventud, donde se establece, entre otras cosas, que promoverán su “participación en la vida pública y política”.

 

Por Matías Reeves
Co-fundador y Presidente del Directorio de Fundación Educación 2020

La juventud no es una época sencilla. Soy contrario a su romantización. “La juventud cambiará el mundo”. ¡Tremenda presión adicional! Creo que para nadie ha sido fácil su juventud. Una época de la vida llena de preguntas, cambios y dudas; cuestionamientos profundos a la vida misma, la cultura y la familia. Es un momento en que se transita desde la infancia a la adultez sin que se sepa cuándo termina la primera y comienza la segunda. En ese mismo tiempo, se te obliga a tomar decisiones que marcarán el resto de tu vida, según dicen. ¡Cómo va a ser fácil! Pero también es una época bella, llena de sueños y anhelos, tan grandes como las incertezas del futuro que se ve tan lejano. Tal vez esa compleja mezcla es la que la convierte en un momento de la vida tan memorable y movilizador.

 

Actualmente en el mundo vive la generación de jóvenes más cuantiosa de la historia de la humanidad. No solo en número – cosa obvia – sino porcentualmente. Si se considera a las personas entre 15 y 24 años la cifra es 1200 millones, lo que representa el 15% de la población mundial. Además, se estima que para 2030 la cantidad de jóvenes llegaría a casi 1300 millones. Algo así como toda la población actual de China o India. Para el caso de Chile, según datos del CENSO 2017, los jóvenes representan el mismo 15%, siendo casi la misma proporción entre mujeres y hombres.

 

Nuestro país sabe el poder movilizador que puede tener la juventud. Solo en los últimos 15 años sus acciones han movilizado la agenda pública más allá de lo que se creía posible, rompiendo fronteras que el mundo político daba por inamovibles. No digo que sea solo por su acción el que el país hoy cuente con un proceso en marcha de una profunda reforma a la educación en todos sus niveles y un proceso constituyente, pero entendiendo la complejidad que significan los cambios sociales, políticos y culturales, sin lugar a duda su contribución ha sido más que significativa.

 

Ese rol protagónico de la juventud está respaldado y fomentado desde la Estrategia de las Naciones Unidas para la Juventud, donde se establece, entre otras cosas, que promoverán su “participación en la vida pública y política” aprovechando la capacidad de “las Naciones Unidas para promover el derecho de los jóvenes a participar en los asuntos públicos, en particular en los procesos, las plataformas y las instituciones políticas y cívicas a todos los niveles, como las elecciones, los procesos constituyentes, los partidos políticos y los parlamentos”. Literalmente las Naciones Unidas convocan a los países a involucrar activamente a la juventud en los procesos como el que vive Chile actualmente.

 

Lo que hacemos en Educación 2020

Desde Educación 2020 llevamos más de 12 años trabajando activamente por promover procesos de mejora y transformación de manera radical en el sistema educativo donde se forman millones de niñas, niños y jóvenes. A pesar de los importantes avances en el país, los desafíos a nivel de política educativa se mantienen vivos y es necesario seguir empujándolos. Por ejemplo, en curso está el proceso de creación del Sistema de Educación Pública – conocido como desmunicipalización – del que se espera sea el mecanismo que asegure la profesionalización de la administración, incentive la participación de la comunidad en el proceso educativo y fortalezca la educación pública de manera sostenible en el largo plazo. No son cambios de la noche a la mañana, pero es el camino correcto que el país debe seguir. Mientras, es necesario velar por su correcta implementación, revisar los mecanismos de distribución del financiamiento, asegurar la conectividad digital, promover la creación de un sistema de desarrollo profesional que potencie el liderazgo directivo, empujar innovaciones disruptivas, entre un largo etcétera. La lista de pendientes pareciera alargarse más que acortarse con el paso del tiempo.

 

En esto, el debate constitucional tiene llaves fundamentales que podrían dar un marco de derecho para que todo esto ocurra. Desde Educación 2020 estamos desarrollando la plataforma #EducaciónAlaConstitución, donde buscaremos incidir en el proceso constituyente a través de nuestro decálogo de 10 propuestas imprescindibles que creemos debieran estar plasmadas en la nueva constitución. A su vez, incentivaremos la participación activa de la ciudadanía, especialmente de jóvenes, a lo largo de este proceso histórico. Para todo esto, ya tuvimos la oportunidad de presentar y ponernos a disposición de la Comisión de Comunicaciones, Información y Transparencia de la Convención Constitucional.

 

Sin embargo, en paralelo, es urgente hacer frente a las situaciones que se viven en el mundo real de cada escuela, liceo y colegio y que no pueden esperar más debates. Cada una de ellas es un mundo en sí mismo, con sus propios desafíos de aprendizaje y de abordar la multiplicidad de emociones que confluyen en una comunidad. Justamente sobre esto es que en Educación 2020, y gracias al apoyo de la Embajada de Estados Unidos, hemos desarrollo la campaña “Emociones Primero”. Pudimos desarrollar una serie de cuatro guías para el aprendizaje socio-emocional en tiempos de crisis, las cuales tienen herramientas prácticas para directivos, docentes, equipos psico-sociales y para las familias. A esto se suman un seminario internacional y un exitoso ciclo de 4 podcast con intercambio de experiencias y conversaciones sobre fatiga pandémica o el concepto de la tan necesaria empatía. Sabemos que acciones concretas como estas son capaces de transformar vidas.

La juventud es numerosa, diversa y compleja. Es un momento de la vida que necesita ese difícil equilibrio entre compañía, guía y libertad. Por eso hago la invitación a toda la red State Alumni Chile a involucrarse activamente para que la juventud sea protagonista del proceso constituyente.

No porque es algo buena onda que hagan, sino porque es su derecho participar. Puede ser conversando e incentivando directamente a sus familiares, hijas, hijos, o colegas jóvenes a informarse y participar de manera activa en actividades o debates. Pero también pueden hacerlo a través de plataformas como Educación 2020 para desarrollar proyectos que impacten directamente en la juventud, o simplemente apoyando sus actividades siendo socios de la fundación. Son cientos de maneras las que hay disponibles hoy para hacer del proceso constituyente un proceso que realmente impacte positivamente en la vida de las personas, y hagan de la educación la vía para la construcción de una sociedad justa, colaborativa y humana.